Analice las actividades de su equipo de trabajo.
El estar ocupado se ha convertido en un símbolo de estatus, la gente también considera que aquellos que se esfuerzan mucho son “moralmente admirables”, independientemente de su rendimiento. Actualmente los equipos de trabajo sobrevaloran el ajetreo, fomentando culturas de largas jornadas de trabajo, sobrecargando las reuniones y la multitarea crónica, pero nuestra obsesión por mantenernos ocupados es errónea y, de hecho, puede producirse a expensas de la productividad. Recompense no sólo la actividad sino también la producción, reconozca y promueva a los colaboradores que trabajan de manera eficiente y producen un trabajo de la más alta calidad, no solo a aquellos que registran la mayor cantidad de horas. Fomente el trabajo de alto valor, realice una auditoría de su equipo para determinar cuánto tiempo por semana dedican a tareas superficiales versus el tiempo que dedican a tareas de alto valor. Si los resultados están sesgados hacia trabajos de bajo valor, ayúdelos a cambi...